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Roglič, el Giro y el Héroe del Telemark

La Victoria de Primoz Roglic en el Giro de Italia me ha llevado a recordar las milenarias técnicas del guión cinematográfico.
A veces, solo a veces, los guionistas de la vida dejan para el tercer acto de las cosas un último giro narrativo. Justo en ese momento en el que todo parece perdido para el protagonista, reaparece en el relato un elemento del principio de la historia que cambia la balanza drásticamente a favor del héroe.
En cine estamos más que acostumbrados a ello, se me ocurre por ejemplo Lando Calrissian en la Sagrada Trilogía.

Lando Calrissian Star Wars
Billy Dee Williams como Lando Calrissian (Europa Press)

En el ámbito humorístico es también una técnica recurrente, fíjate como la gran mayoría de los monologuistas cierran sus actuaciones con un último chiste que hace referencia directa al primero que soltaron en su show.

Normalmente, esos «guionistas de la vida» de los que hablo, huelga decirlo, a modo metafórico; tienden al sadismo para con sus protagonistas y sus espectadores, que en este simbólico caso somos los mismos. En las crisis solo encuentran oportunidades los villanos, las pandemias no nos hacen mejores y nuestros muertos nunca se nos aparecen con la opacidad al 70% y cierto aura azulado para darnos un último consejo que nos ayude a enderezar nuestra situación.

Tragicomedia en el Giro

Durante esta edición 106 del Giro de Italia, dichos guionistas habían adoptado una narrativa basada en la tragicomedia, rozando en varias ocasiones el patetismo, una de esas historias en las que te ríes porque te tienes que reír; pero maldita la gracia.
Un protagonista principal, Remco Evenepoel, que cae en combate al final del primer acto, cual Steven Seagal en «Decisión Crítica» (Executive Decision; Stuart Baird 1996), un goteo continuo de abandonos hasta que al final quedan 3 Samurais observando la aldea del Giro desde fuera, y todo ello regado por una misteriosa «Ley del Silencio» entre ciclistas, organización y medios «oficiosamente oficiales».

Lo dicho, que te ríes por que te tienes que reír, que por algo amas todo este sin dios que es el ciclismo.

Sin embargo, estos desalmados guionistas de la realidad, tenían guardado un as para matar al tres debajo de la manga. Para comprender bien la conclusión de esta bella historia hay que hacer un travelling de acercamiento hasta llegar a un primerísimo primer plano de Primož Roglič, con los ojos empapados en sudor, mientras está en el rodillo esperando el momento de su salida en la cronoescalada que terminaba en Monte Lussari.
Con los ojos clavados en algún punto fijo, observamos ciertos matices de melancolia en su mirar. Roglic tiene tiempo más que de sobra para repasar su vida, y, a través de un flashback, recuerda como comenzó todo.

Y todo comenzó alejado de las bicis. Pero en aquel mismo escenario. Monte Lussari.

Arranca el Flahsback

Corría el año 2007, Primož Roglič acudía al Campeonato Mundial Juvenil de Saltos de Esquí para defender su título del año anterior. Junto a él, en el equipo Esloveno, estaban presentes también Jurij Tepeš, Mitja Mežnar y Robert Hrgota. Se celebraba allí, en ese paraíso para el esquí que en la temporada invernal se convierte Monte Lussari; y Roglič conseguía revalidar victoria. Quedémonos con el nombre de Mitja Mežnar para ese chiste final.

Primoz Roglic en su etapa de saltador de esquí
Juvenil Primož Roglič en Saltos de Esquí (Fuente: Sport)

Cuatro años después, el esloveno sufría un accidente y se veía obligado a alejarse de los saltos. Sin embargo en ese último salto consiguió un aterrizaje de 10 en el mundo del ciclismo.

Comenzó de la misma manera que hace todo el Esloveno: Pasito a pasito.
Gracias a los resultados de una prueba de fuerza, en 2013 fichó por Adria Mobil, tras una brillante temporada de ciclismo amateur durante 2012.
En esa época fue consiguiendo resultados, sin apenas salario más allá del reembolso de sus gastos, y le sirvió para cambiar su rol de héroe en solitario como campeón en saltos de esquí al de trabajador de equipo que el ciclismo obliga.
Afirmó en aquella época que: «No tenía técnica. La principal dificultad era aprender a montar en pelotón. Al menos en las cronos puedo elegir mis trazadas.»

Con una pequeña elipsis temporal nos trasladamos a 2016 y le vemos fichar por Jumbo, cuando era conocido como Lotto NL-Jumbo y siguió puliéndose hasta convertirse en una de las figuras más importantes y destacables del pelotón actual.
Muchas victorias vinieron, pero como dijo Michael Ende, eso… es otra historia.

La historia que os cuento sigue siendo esa que empezó en el rodillo de la etapa 20 del Giro de Italia 2023 a través de un flashback a sus tiempos de campeón juvenil en el mismo Monte Lussari que Roglič estaba a punto de intentar ascender victorioso tras ya haberlo descendido (a plomo) como campeón 15 años antes.

Y es que, como os decía, todo parecía irse al traste en el ascenso con el famoso monoplato. De pronto un fallo mecánico le paralizaba en su escalada. Momentos antes, Geraint Thomas, su principal rival a batir, perdía unos segundos de oro en el cambio de bici. Lo cual, sumado a la brillante contrarreloj que el Esloveno estaba marcando, giraba las tornas muy a favor del 4 veces ganador de La Vuelta a España.

Deus Ex-Machina

Pero, como todo buen tercer acto, su cadena se salía en el peor momento. El tan cacareado experimento técnico de su bicicleta de pronto parecía no haber sido buena idea. El mecánico, durante esa etapa sentado en la grupa de una moto con bicicleta de recambio al hombro, salía hacia Primož tratando de minimizar daños.
La rampa en ese momento era infernal, dificultando así que el mecánico consiguiese impulsar con suficiente fuerza a Roglič.
Todo parecía perdido.

Y es entonces cuando sucede el Deus Ex-Machina que lo cambia todo.

Una extraña figura, alguien con quién no contábamos, de pronto baja corriendo hasta Primož Roglič y aúna fuerzas con el mecánico y las piernas del Esloveno para que éste pueda retomar su escalada. Lo consigue.
Vaya que si lo consigue…

Roglič gana la etapa y se hace con la maglia rosa con una diferencia que nadie intentará superar en la última etapa del día siguiente en las calles de la capital Italiana rodeada de 7 colinas.

Ya en meta, como espectadores descubrimos atónitos que esa extraña figura, ese héroe en las sombras, no corrió colina abajo para ayudar a Roglič; corrió colina abajo para ayudar a su amigo Primož.
Ese hombre no era otro que Mitja Mežnar.

Equipación eslovena Santos de ESQUÍ con Primoz Roglic y Mitja Meznar


Compañero de Roglič en aquel Campeonato Mundial Juvenil de Saltos de Esquí que se celebró en ese mismo lugar, con victoria de Primož hacía quince años.

Ataviado con una camiseta roja, y algo entrado en carnes no dudó en «saltar» montaña abajo una vez más para que su ex-compañero y amigo lograse otra victoria en solitario en aquella plaza que ya les vio celebrar años atrás.

Mitja Meznar empujando a Primoz Roglic en el monte Lussari durante el Giro de Italia de 2023

Vítores y aplausos. Victoria en la general y entrega de trofeos en el podio de Roma.
Allí estaba Roglič, acompañado de su hijo. De pronto le vemos buscar con su mirada entre el público.
Le vemos señalar a alguien.

Volvemos a tener un primerísimo primer plano de sus ojos, como al comienzo del flashback. Vuelven a estar empapados, pero esta vez no es sudor, sino lágrimas de emoción lo que los lubrican..

Al abrirse de nuevo el plano y a cámara lenta, como Rocky Balboa abrazando a Adrian, o como Pelé siendo levantado por el resto de su equipo en «Evasión o Victoria» (Victory; John Huston 1981), vemos a Roglič y a su hijo en perfecta coreografía simular un Telemark. Que para no inciados es un tipo de aterrizaje en los saltos de esquí.

Fotografía del final del Giro de Italia teniendo en el Pódium a Primoz Roglic, Joao Almeida y Geraint Thomas

Fundido a negro.


Aparecen títulos de crédito.
Los espectadores, en nuestras cómodas butacas, nos emocionamos junto a Roglič y Mežnar.
FIN.

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Comentario (1)

  • Mario Alquinga Responder

    Aplausos.

    29 de mayo de 2023 at 6:25 pm

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