Giro 2023 ¿Éxito o Fracaso?
Han sido muchas las voces que han puesto su post it incluyendo una crítica al Giro de Italia por alguna de las vías sociales que nos quedan. Es algo que podemos afirmar categóricamente, y es que el Giro de este año 2023 no ha gustado en absoluto a los aficionados.
Algunos esgrimen razones simplemente circunstanciales, con dos líderes de la carrera que no suelen practicar otro ciclismo que el que hemos podido observar, al igual que sus equipos, adalides del ciclismo control que resulta muy práctico y efectivo para ellos al tiempo que aburrido y tedioso para quienes lo ven por televisión.
A pie de cuneta es diferente porque pase lo que pase, el ambiente en sí ya merece la pena, pero desde la televisión ver a un pelotón escalar montañas a ritmo del Jumbo o del Ineos apasiona lo mismo que ver a famosos de Gran Hermano saltar a una piscina. Oh, wait…
Primoz Roglic gana este Giro 2023
Roglič es un buen ganador que con el paso de los lustros acabará por hacer bonito y que lo único que se recuerde de esta edición sea que ganó él. Que se haya retirado la maglia rosa y gran favorito junto al esloveno en la línea de salida, las polémicas de Crans Montana y demás pasarán a ser mera anécdota y el Giro volverá a ganar altitud. Pero si pasamos el dedo por la estantería no podremos decir que no hay polvo que limpiar ni entuertos que enfrentar. La realidad es que el drama de las grandes vueltas pasa por lo mal que el ciclismo ha ido adaptando su evolución a las mismas.
El Giro ha sido la más inmovilista y menos conservadora al mismo tiempo. De las tres, la que más ha arriesgado y la que menos se ha movido de sus trece. Un Giro sin ser el Giro es como si Elvis nos cantase canciones de Tamara (la buena o la mala, da igual).
El Giro no debe y no puede renunciar a su esencia de ser junto con las clásicas el último reducto del ciclismo clásico de toda la vida.
Negocio VS Espectáculo
Y ahí en esa posición vive en conflicto constante consigo, con el aliento del Tour en la misma habitación, con sus fantasmas, con el hoy, con el ayer y con el mañana. Las apátridas ideas de empresa casan poco con el candor de los tiffosi, que visten de color rosa las laderas verdes de esas montañas que hicieron al Giro lo que es y que algunos parece que no quieren que sea.
En definitiva, adaptarse o morir, que diría un mamut o un dinosaurio. El Giro está decidiendo en cuál de los dos quiere evolucionar. Y lo va a hacer con un dilema encima de la mesa que espero se convierta en lección de vida: la cronoescalada final decidió la carrera, la emoción de esperar hasta la última escena para descubrir quién es el asesino se ha impuesto. El objetivo, pese a todas las dificultades, se ha cumplido. Y esa es una lectura que puede ser peligrosa para ellos y tramposa para quien la mire desde cerca.
Si extrapolamos a otro deporte, digamos fútbol, lo del Giro en su versión 2023 ha sido una final de Champions League con 0-0 en el marcador, ningún tiro a puerta, casi ninguna internada al área, y decidida por penaltis que no quedó más remedio que tirar. Ese es el ciclismo del siglo XXI que nos quieren vender, el sueño de los diseños de ASO y donde el cesto muestra más valor que el contenido. Añade el efectismo y demagogia de las redes y tienes un ciclismo que se puede resumir en un reel de Instagram que no sobrepase la barrera de los 30 segundos.
Y todos a aplaudir, porque como en las cárceles de vara de hierro, te tiene que gustar la comida y tienes que mostrar buena cara para no perder dos followers. Y sobre esa opinión vacía y hueca que viene a ser una fórmula científica de Sabater (Leticia) se construyen los postulados del nuevo ciclismo, esos que ven con buenos ojos que tú y yo nos pasemos tres semanas de Giro que han sido casi como mirar a la pared esperando a que pasase algo.
Después del Giro ¿Ha habido análisis?
Lo mejor de todo es haber leído cero autocríticas desde la burbuja del pelotón. Ni en el caso Crans Montana (sic), ni en cuanto a la falta de espectáculo visto en carrera. Los ciclistas o bien no se mojan (en sentido figurado) o realmente no son conscientes de lo que está pasando fuera de Gran Hermano, donde la desconexión del aficionado con el ciclismo es cada día una realidad mayor.
Y en esas estamos, cruzando los dedos para que el Giro a través de su empresa organizadora realice un análisis a la altura, autocrítica de los aspectos que han estado en su mano y decisiones que recuperen el mango de la sartén para ellos, que actualmente está en posesión de los ciclistas, que tienen servicio de bola de set y partido.
¿Ha sido el Giro 2023 un éxito? Es evidente que no.
¿Lo verán como un éxito desde dentro? Hay altas probabilidades de que sí.
Comentario (1)
Muchos dentro de la organización y del pelotón deben estar diciendo: y que más quieren??? Se ve que les importa un rábano las críticas, el mismo Johan Bruyneel dijo: se viene a por un titulo y nada más importa para los equipos y los ciclistas, ellos no están ahí para nada más.
O sea les importa un pepino si al aficionado le gusta, se aburre, si dejan los pueblos con los crespos hechos y recortan la etapa…. Para mi este giro no fue aburrido, lo siguiente!